miércoles, 30 de abril de 2008

El arco, la flecha y el blanco

Todos somos arqueros de la voluntad Divina.

Por lo tanto, es indispensable conocer los instrumentos que tenemos a nuestra disposición.

El arco

El arco es la vida: de él viene toda la energía.

La flecha un día partirá. El blanco está lejos.

Pero tu vida siempre permanecerá junto a ti, y hay que saber cuidarla.

Necesitas periodos de inacción; un arco que está siempre armado, en estado de tensión, pierde su potencia. Por lo tanto, acepta el reposo para recuperar tu firmeza. Así, cuando estires la cuerda, tu fuerza estará intacta.

El arco no tiene conciencia: es una prolongación de la mano y el deseo del arquero. Sirve para matar o para meditar. Por ello, debes ser siempre claro en tus intenciones.

Un arco tiene flexibilidad, pero también tiene un límite. Un esfuerzo más allá de su capacidad lo romperá, o dejará exhausta la mano que lo sostiene. Del mismo modo, no exijas de tu cuerpo más de lo que te pueda dar. Y recuerda que un día llegará la vejez, y eso es una bendición, no una maldición.

Para mantener el arco abierto con elegancia, haz que cada parte dé de sí sólo lo necesario, y no disperses tus energías. Así podrás disparar muchas flechas sin cansarte.

La flecha

La flecha es tu intención. Es lo que une la fuerza del arco con el centro del blanco.

La intención del ser humano tiene que ser cristalina, recta, bien equilibrada.

Una vez que la flecha parta, no volverá. Por lo que, si los movimientos que te han llevado a través del proceso no han sido precisos y correctos, es mejor interrumpirlo y no actuar precipitadamente sólo porque el arco ya está tenso y el blanco espera.

Pero nunca dejes de manifestar tu intención si lo único que te detiene es el miedo a errar. Si hiciste los movimientos correctos, da los pasos necesarios y acepta el reto, abre la mano y suelta la cuerda,. Aunque no des en el blanco, sabrás afinar la puntería la próxima vez.

Si no te arriesgas, nunca sabrás qué cambios eran necesarios.

El blanco

El blanco es el objetivo que hay que alcanzar.

Lo escogiste tú. En eso reside la belleza del camino: no puedes nunca disculparte diciendo que el adversario era más fuerte, pues fuiste tú quien escogió el blanco, y tuya es la responsabilidad. Si ves en el blanco a un enemigo, puede que aciertes el tiro, pero no te mejorarás en nada a ti mismo. Te pasarás la vida simplemente intentando colocar una flecha en el centro de una cosa de papel o madera, algo completamente inútil. Y cuando estés con otras personas, te quejarás de que nunca hiciste nada interesante.

Por eso, tienes que escoger tu objetivo, dar lo mejor de ti para alcanzarlo, tratándolo con respeto y dignidad: tienes que saber qué significa y cuánto esfuerzo, entrenamiento e intuición te ha exigido.

Al mirar al blanco, no te concentres en él; mira todo lo que sucede a tu alrededor, porque la flecha, al ser disparada, se encontrará con factores con los que no has contado, como el viento, el peso, la distancia.

El objetivo sólo existe en la medida en que un hombre es capaz de soñar con alcanzarlo. Lo que justifica su existencia es el deseo, sin el cual sería una cosa muerta, un sueño distante, una fantasía.

Así, del mismo modo que la intención busca su objetivo, el objetivo también busca la intención del hombre, pues es él quien da sentido a su existencia: ya no es sólo una idea, sino el centro del mundo de un arquero.

La historia del carpintero

Había una vez un viejo carpintero que, cansado ya de tanto trabajar, estaba listo para acogerse al retiro y dedicarle tiempo a su familia.

Así se lo comunicó a su jefe, y aunque iba a extrañar su salario, necesitaba retirarse y estar con su familia; de alguna forma sobreviviría.

Al contratista le entristeció mucho la noticia de que su mejor carpintero se retiraría y le pidió de favor que si le podía construir una casa más antes de retirarse .

El carpintero aceptó la proposición del jefe y empezó la construcción de su última casa pero, a medida que pasa el tiempo, se dio cuenta de que su corazón no estaba de lleno en el trabajo.

Arrepentido de haberle dicho que sí a su jefe, el carpintero no puso el esfuerzo y la dedicación que siempre ponía cuando construía una casa y la construyó con materiales de calidad inferior.

Esa era, según él, una manera muy desafortunada de terminar una excelente carrera, la cual le había dedicado la mayor parte de su vida.

Cuando el carpintero terminó su trabajo el contratista vino a inspeccionar la casa. Al terminar la inspección le dio la llave de la casa al carpintero y le dijo:

"Esta es tu casa, mi regalo para ti y tu familia por tanto años de buen servicio".

El carpintero sintió que el mundo se le iba... Grande fue la vergüenza que sintió al recibir la llave de la casa, su casa.

Si tan solo el hubiese sabido que estaba construyendo su propia casa, lo hubiese hecho todo de una manera diferente.

Así también pasa con nosotros. A diario construimos relaciones en nuestras vidas, y en muchas ocasiones ponemos el menor esfuerzo posible para hacer que esa relación progrese.

Entonces, con el tiempo es que nos damos cuenta de la necesidad que tenemos de esa relación. Si lo pudiésemos hacer de nuevo, lo haríamos totalmente diferente. Pero no podemos regresar. Tú eres el carpintero. Cada día martillas un clavo, pones una puerta, o eriges una pared.

Alguien una vez dijo: "La vida es un proyecto que haces tu mismo. Tus actitudes y las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás mañana".

¡Construye sabiamente! Recuerda... trabaja ocupando los mejores materiales, ama como si nunca te hubiesen herido.

Para el mundo tal vez tu seas una sola persona, pero para una persona tal vez tú seas el mundo.

La serpiente y la luciérnaga

Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga; ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir.

Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada.

En el tercer día, ya sin fuerzas, la Luciérnaga paró y dijo a la serpiente:

- Puedo hacerte tres preguntas?

- No acostumbro dar éste precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar.

- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

- No.

- ¿Yo te hice algún mal?

- No.

- Entonces, ¿Porque quieres acabar conmigo?

- Porque no soporto verte brillar.

Piensa en esto, selecciona las personas en quien confiar.

Muchas veces nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos:

¿Por qué me pasa esto si yo no hice nada malo?

La respuesta es sencilla, porque no soportan verte brillar. La envidia, es el peor sentimiento que podemos tener. Envidiar a otras personas, sus logros, es en definitiva envidiar, ver a otros brillar.

Cuando esto nos pase, NO DEJEMOS DE BRILLAR, no dejemos de seguir siendo nosotros, de seguir haciendo lo mejor que sepamos hacer.

De todas maneras, aunque nos hieran, no podrán tocarnos, porque nuestra luz seguirá intacta, nuestra esencia permanecerá, pase lo que pase!!

Orador

El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador, sin embargo este propósito parecía una locura desde todo punto de vista.

Su trabajo era humilde, y de extenuantes horas a la intemperie.

No tenía el dinero para pagar a sus maestros, ni ningún tipo de conocimientos.

Además tenía otra gran limitación: Era tartamudo.

Demóstenes sabía que la persistencia y la tenacidad hacen milagros y, cultivando estas virtudes, pudo asistir a los discursos de los oradores y filósofos más prominentes de la época.

Hasta tuvo la oportunidad de ver al mismísimo Platón exponer sus teorías.

Ansioso por empezar, no perdió tiempo en preparar su primer discurso.

Su entusiasmo duro poco: La presentación fue un desastre.

A la tercera frase fue interrumpido por los gritos de protesta de la audiencia:

- ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase?

-dijo un hombre seguido de las carcajadas del público.

- ¡Hable más alto! -exclamó otro-. No se escucha, ¡ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!

Las burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, quien se retiró entre los abucheos sin siquiera terminar su discurso.

Cualquier otra persona hubiera olvidado sus sueños para siempre.

Fueron muchos los que le aconsejaron -y muchos otros los que lo humillaron- para que desistiera de tan absurdo propósito.

En vez de sentirse desanimado, Demóstenes tomaba esas afirmaciones como un desafió, como un juego que él quería ganar.

Usaba la frustración para agrandarse, para llenarse de fuerza, para mirar más lejos.

Sabía que los premios de la vida eran para quienes tenían la paciencia y persistencia de saber crecer.

- Tengo que trabajar en mi estilo.- se decía a sí mismo.

Así fue que se embarcó en la aventura de hacer todo lo necesario para superar las adversas circunstancias que lo rodeaban.

Se afeitó la cabeza, para así resistir la tentación de salir a las calles.

De este modo, día a día, se aislaba hasta el amanecer practicando.

En los atardeceres corría por las playas, gritándole al sol con todas sus fuerzas, para así ejercitar sus pulmones.

Más entrada la noche, se llenaba la boca con piedras y se ponía un cuchillo afilado entre los dientes para forzarse a hablar sin tartamudear.

Al regresar a la casa se paraba durante horas frente a un espejo para mejorar su postura y sus gestos.

Así pasaron meses y años, antes de que de que reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con éxito a un fabricante de lámparas, a quien sus ingratos hijos le querían arrebatar su patrimonio.

En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de Demóstenes fue ovacionada por el público hasta el cansancio.

Demóstenes fue posteriormente elegido como embajador de la ciudad.

Su persistencia convirtió las piedras del camino en las rocas sobre las cuales levantó sus sueños.

No podemos cambiar los vientos, pero sí ajustar las velas

Érase una vez un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de caminos.

Todos los días a primera hora de la mañana llegaba hasta allí donde instalaba un puesto rodante en el cual vendía bocadillos que él mismo horneaba.

Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio, no veía muy bien.

Entonces ni un solo día leía diarios, ni veía televisión pero eso si... vendía exquisitos bocadillos.

Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y personalmente seguía pregonando su mercancía, gritando a todo pulmón:

¡Compre deliciosos bocadillos calientes! Y la gente compraba cada día más y más.

Aumentó la compra de insumos, alquiló un terreno más grande y mejor ubicado y sus ventas se incrementaron día a día.

Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió llamar a su hijo, un importante empresario de una gran ciudad, para que lo ayudara a llevar el negocio.

Al llamado del padre su hijo respondió: ¿Pero papá, no escuchas la radio, ni lees los periódicos, ni ves televisión?

Este país está atravesando una gran crisis, la situación es muy mala, no podría ser peor.

El padre pensó: ¡Mi hijo trabaja en una gran ciudad lee los periódicos y escucha la radio, tiene contactos importantes... debe saber de lo que habla!

Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de cada uno de los ingredientes, dejando de promocionar su producto.

Su fama y sus ventas comenzaron a caer semana a semana.

Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno.

Aquella mañana llamó a su hijo y le dijo:

-¡Tenías mucha razón, verdaderamente estamos atravesando una gran crisis!

Al igual que el personaje de esta historia, el empresario PyME no tiene otra posibilidad de éxito que prepararse, concentrarse en su trabajo y buscar la mejor alternativa para que éste sea nuevamente rentable.

Tendrá que prepararse más, planificar más, capacitar más a su gente, fidelizar a su cliente aprovechando las posibilidades que la tecnología pone hoy a su disposición, y establecer una estrategia, sin importar que el mercado lo obligue a cambiarla una y otra vez.

En investigaciones de mercado que ha realizado Franchising Advisors durante el 2001, los resultados muestran que en la actualidad los verdaderos problemas de la mayor parte de las Pequeñas y Medianas Empresas están dentro y no fuera.

Hay importantes falencias en el gerenciamiento de las empresas, y si mezclamos esto con un mercado hostil, el resultado es el que estamos obteniendo, empresas que siguen “bajando sus cortinas”.

Parece mentira, pero hay un importante porcentaje de Directores de empresas que piensan que haciendo más de lo mismo van a lograr algo diferente a lo que han obtenido hasta ahora.

Pero eso no es lo más sorprendente: hay otros que esperan que desde el gobierno o entidades internacionales se les brinde la solución a todos sus problemas, o por lo menos, se les extienda una mano amiga en forma de préstamo, subsidio o algo similar.

Siempre recuerdo el texto de un sticker que vi una vez en un auto en Estados Unidos: "No robe, el gobierno no acepta competencia".

¿De quién estamos esperando una ayuda?

Es duro hacer un mea culpa y aceptar que en una gran mayoría el empresariado PyME hace todo mal en la gestión de su empresa, y vive obsesionándose por temas que están infinitamente lejos de su área de influencia.

Se alegra y motiva con el mejoramiento de la macroeconomía y el aumento del PBI.

Se preocupa y desgasta hasta el paroxismo con los cambios de gabinete gubernamental.

Ahora la pregunta es: ¿En qué cambia una u otra cosa la rentabilidad de mi empresa hoy? ¿No será que tengo que ir a buscar el "queso a otra parte"?

En el maravilloso libro de Spencer Johnson, (“¿Quién se ha llevado mi queso?”) Kif y Kof dos personitas que se alimentan de queso y comparten con dos ratones un laberinto, se desesperan, y pasan días preguntándose qué paso con el queso (una vez que este se terminó) mientras los ratones, sin uso de razón, una vez que el alimento se terminó salieron a buscar más y lo encontraron.

Mientras tanto las perso- nitas enojadas se preguntaban: “¿Nos merecemos esto?, ¿Quién será el responsable de que esto haya pasado? ¿Quién se lo habrá llevado?” Tal vez estas preguntas nos parezcan familiares.

La realidad es que en este nuevo milenio que nos toca vivir, habitamos un mundo de constantes cambios, muy agresivos y rápidos que tenemos que aprender a "pilotear".

El resultado serán perdedores por un lado (los que no logren dominar estos cambios) y ganadores del otro, que serán los que generen y lideren los cambios.

La concentración de nuestro empresario en el verdadero foco de la problemática particular de su empresa, y su habilidad para tejer Alianzas Estratégicas con proveedores y competidores, mientras lidera a su gente hacia un punto común (que es la excelencia en la Atención al Cliente), tiene que cambiar la situación.

La Pequeña y Mediana Empresa es la mayor empleadora en la Argentina con bastante más de medio millón de emprendimientos.

Es por eso que necesitamos una nueva generación de empresarios PyMES, no otros, los mismos, pero más capacitados, cargados de esperanzas, con otro “Tono Emocional”, refocalizados y preocupados únicamente por lo que se puede realmente cambiar.

Disfrutando también de las otras cosas que la vida nos brinda como la familia y los amigos, orgullosos de haber llegado hasta aquí con un emprendimiento (sin importar su tamaño) que ha generado rentabilidad, y gracias al cual ha tenido la satisfacción de brindar trabajo, y por lo tanto generar el sustento para varias familias en un mercado que no perdona el más mínimo error.

Somos optimistas respecto a lo que viene pase al colapso que vivimos en este 2002 y tenemos fe en un empresario que siempre, a último momento, da un giro de 180 grados y encuentra la salida (aunque esta se encuentre poniendo un pie afuera) una vez más, a una situación que parecía mucho más grave de lo que realmente era.

Daniel Cestau Liz

El bambú japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas:

¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer?No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que 'en tanto no bajemos los brazos' ni abandonemos por no 'ver' el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro… Estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...quizá sólo estés echando raíces...

martes, 29 de abril de 2008

Los tres leones

En la selva vivían 3 leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convoco a una reunión para pedirles una toma de decisión:

Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero hay una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes. A cual de ellos debemos rendir obediencia? Cual de ellos deberá ser nuestro Rey?

Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener 3 reyes. Pero luchar entre nosotros, no queremos ya que somos muy amigos.

Necesitamos saber cual será el elegido, pero, como descubrirlo?

Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones. Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que Uds. 3 van a escalar la Montaña Difícil.

El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.

La Montaña Difícil era la mas alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

El primer león intento escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajo derrotado.

Los animales estaban impacientes y curiosos; si los 3 fueron derrotados, Como elegirían un rey? En ese momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:

Yo se quien debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

Como? preguntaron todos... Es simple, dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuche lo que cada uno dijo a la Montaña.

El primer león dijo: - Montaña, me has vencido!

El segundo león dijo: - Montaña, me has vencido!

El tercer león dijo: - Montaña, me has vencido, por ahora! porque ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.

La diferencia, completo el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que su problema:

El es el rey de si mismo, esta preparado para ser rey de los demás.

Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los animales.


Moraleja: No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o problemas que tengas. Tus problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tu. Tu todavía estas creciendo y eres mas grande que todos tus problemas juntos.

El mejor equipo

Es más importante y necesario descubrir cualidades, que perder el tiempo señalando defectos en los demás.

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.

Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán.

Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa.

En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

Zanahoria, huevo o café?????

ANTE LA ADVERSIDAD...


Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles.
No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.
Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿Qué ves?" ‑"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?" El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

Y tú, ¿cual de los tres eres?

lunes, 28 de abril de 2008

Albañil Gallego

Explicación de un albañil gallego a la Compañía Aseguradora que no comprendía, debido a la naturaleza de sus lesiones, como podía haber ocurrido el accidente. Este es un CASO VERIDICO cuya trascripción fue obtenida de una copia de archivo de la Aseguradora.
El caso fue juzgado por el Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra.


Excelentísimos señores: En respuesta a vuestro pedido de informaciones adicionales declaro:
en el Item Nº 1 sobre mi participación en los acontecimientos, mencioné: "tratando de ejecutar la tarea y sin ayuda", como la causa de mi accidente. Me piden en vuestra carta que dé una declaración más detallada, por lo que espero que lo que sigue aclare de una vez por todas vuestras dudas. Soy albañil desde hace 10 años. El día del accidente estaba trabajando SIN AYUDA, colocando los ladrillos en una pared del sexto piso del edificio en construcción en esta ciudad. Finalizadas mis tareas, verifiqué que habían sobrado aproximadamente 250 kilos de ladrillos. En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos dentro de un barril, y bajarlos con ayuda de una roldana que felizmente se hallaba fijada en una viga en el techo del sexto piso. Bajé hasta la planta baja, até el barril que estaba allí con una soga, y con la ayuda de la roldana, lo levanté hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en una columna de la planta baja. Luego, subí por las escaleras hasta el sexto piso y cargué los ladrillos en el barril. Volví a la planta baja, desaté la soga, y la agarré con fuerza de modo que los 250 kilos de ladrillos bajasen suavemente (debo indicar que en el Item 1 de mi declaración a la Policía he indicado que mi peso corporal es de 80 kilos). Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo y comencé a ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Debido al susto, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré más aún a la soga, mientras ascendía a gran velocidad. En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida, y me fue imposible evitar el choque. Creo que allí se produjo la fractura de cráneo. Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y de la muñeca.

A esta altura (de los acontecimientos), ya había recuperado mi presencia de espíritu, y pese a los dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante cuando el barril chocó contra el piso, su fondo se partió, y todos los ladrillos se desparramaron. Sin ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kilos. Debido a un principio simplísimo comencé a descender rápidamente hacia la planta baja. Aproximadamente al pasar por el tercer piso me encontré con el barril vacío que subía. En el choque que sobrevino, estoy casi seguro, se produjeron las fracturas de tobillos y de la nariz. Este choque, felizmente, disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé sobre la montaña de ladrillos, sólo me quebré tres vértebras. Lamento sin embargo informar que, cuando me encontraba caído encima de los ladrillos, con dolores insoportables, sin poder moverme y viendo en lo alto el barril en el sexto piso, perdí nuevamente mí presencia de espíritu y solté la soga. Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándome las dos tibias. Esperando haberles aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los acontecimientos, me despido atentamente. Será justicia.

INCREIBLE PERO REAL -Que esto no se interprete como algo contra los gallegos (el que escribe se apellida García). Por otra parte, me parece que no hay nada que envidiar a algunos albañiles cordobeses (de Argentina).


viernes, 25 de abril de 2008

La Puerta del Miedo

Érase una vez en el país de las mil y una noches... En este país había un rey que era muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles:

_"Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala."

Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción.

_"Ahora, continuaba el rey, miren hacia el rincón del lado izquierdo."

Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver. En verdad, algo verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para ver.

El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba:

_"Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí?

Ahora decidan, tienen libre albedrío, escojan."

Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas del tipo: "viva la muerte", y decidían:

_"Prefiero morir flechado."

Uno a uno, todos actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y decían al rey:

_"Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme encerrado".


Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas.

Un día, la guerra terminó, pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de flechas" estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey.

El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó:

_"Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?".

El rey respondió:

_"¿Recuerdas que a los prisioneros siempre les dí la opción de escoger? Pues bien, ve y abre esa puerta negra."

El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar.

El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la Libertad.

Todos tenemos una puerta negra dentro de nuestra mente. Para algunos, la puerta negra es el miedo a lo desconocido, para otros, es una persona difícil, tal vez para otros es una frustración, ya sea miedo arelacionarse o miedo a ser rechazado, miedo a innovar o miedo a cambiar, miedo a volar más alto.

Para algunos la puerta negra es la inseguridad porque la falta de preparación lo atemoriza, o una traba imaginaria que la inseguridad de la vida fabricó durante su educación o su crianza.

Pero si tú puedes perder, también puedes vencer. Si das un paso más allá del miedo, vas a encontrar un rayo de sol entrando en tu vida. Abre esa puerta negra y deja que el sol te inunde.

La Gallina Desplumada

DIFAMAR: Desacreditar, deshonrar a alguien, publicando o diciendo cosas contra su buena opinión y fama.

Hace tiempo me contaron esta historia, que ocurrió en pueblo pequeño, de un lugar lejano; donde un hombre sé dedicaba a decir de cierta mujer que era una prostituta, al poco tiempo no hubo nadie en el pueblo que no lo supiera...

La mujer desesperada, fue en busca de ayuda del sacerdote del lugar... el cual sabía que lo que decían de ella era absolutamente mentira...

Llamó al hombre que profirió él agravió, el confeso su falta, y le dijo que lo hacía por rencor,... porque la mujer no lo tenía en cuenta...

El hombre dijo al sacerdote, como podía, de alguna manera, remediar la mentira y el daño producido...

El sacerdote le ordenó que el próximo domingo fuera a la misa de 11; saliera de su casa, con una gallina en la mano y fuera diciendo que la mujer a la que él llamaba prostituta era honesta, al mismo tiempo fuera desplumando a la gallina...

El hombre se sorprendió por la rareza del pedido, al pedir una aclaración, el sacerdote le dijo que cumpliera lo pedido si quería realmente limpiar su culpa...

Salió de su casa, con la gallina, a los gritos proclamando la honradez de la mujer y lentamente desplumando la gallina...

Entró, en el templo, que se encontraba repleto de feligreses, gritando la inocencia de la mujer llegó con la gallina, casi desplumada completamente, ante el sacerdote...

Ahí mismo le pregunto... ¿he terminado ya, con mi penitencia...?

No, fue la respuesta corta y seca del sacerdote...

Ahora recoge todas las plumas de la gallina y colócaselas de nuevo...

El hombre lo miró y se rió... eso es imposible... usted lo sabe...

El sacerdote le dijo El daño que le ha hecho a esta mujer no tiene modo alguno de ser reparado, ella ya no será la misma, sé sentirá siempre... observada...

Es como desplumar una gallina y querer volver a poner las plumas en su lugar...

La difamación es así, jamás se puede volver a vivir de la misma forma... ¿Cómo le va a quitar a esta mujer la humillación recibida...?

Píenselo, hay daños que son irreparables... este el de la difamación,... es uno de ellos...

jueves, 24 de abril de 2008

¿Semillas o frutos?

Y ocurrió que un día una mujer entraba en una tienda recién inaugurada en la plaza del mercado.

Para su sorpresa descubrió que un niño de siete años se encontraba detrás del mostrador.

- ¿Qué vendes aquí? Le preguntó

- Todo lo que tu corazón desee, respondió el chico.

Sorprendida de la respuesta ingenua del chico, sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, la mujer decidió pedir lo mejor que un ser humano podría añorar.

Deseo que este año haya paz, amor, felicidad, sabiduría y la ausencia de todo temor y luego tras un instante de vacilación añadió: no sólo para mí, sino también para todo el mundo.

El niño se sonrió y le dijo: creo que no me has comprendido.

Aquí no vendemos frutos. Únicamente vendemos semillas.

La Botella

Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed.

Por su buenaventura, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techos, el hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra dónde acomodarse, para huir del calor y del sol desértico.

Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada, él se arrastró hacia allí, tomó de la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía.

Desilusionado, cayó postrado hacia atrás, notó que a su lado había una botella vieja, la miró, la limpió de todo el polvo que la rodeaba, y pudo leer un recado que decía:

"Usted necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar".

El hombre desenroscó la tapa de la botella, y en realidad, ahí estaba el agua.

¡¡¡La botella estaba llena de agua!!!.

De repente, él se vio en un dilema, si bebiese aquella agua, él podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría tomar toda el agua que él quisiese, o tal vez no, tal vez, la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería desperdiciada.

¿Qué debería hacer? . Derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca o beber el agua vieja de la botella e ¿ignorar el mensaje? ¿Debería perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables, escritas no sé cuánto tiempo atrás?.

Con grandes dudas, el hombre derramó toda el agua en la bomba, enseguida agarró la manivela y comenzó a bombear y la bomba empezó a rechinar sin parar, ¡nada pasaba!.

La bomba continuaba con sus ruidos y entonces surgió un hilo de agua, después un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia, agua fresca, cristalina.

Él llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su contenido refrescante!

Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo viajante, la llenó hasta la boca, tomó la pequeña nota y aumentó la frase:

"Créame que funciona, usted tiene que dar toda el agua, antes de obtenerla nuevamente" .

Hay varias lecciones preciosas que podemos extraer de esta historia. Cuántas veces tenemos miedo de iniciar un nuevo proyecto pues éste demandará de una enorme inversión de tiempo, recursos, preparación y conocimiento.

Cuántos se han quedado parados satisfaciéndose con los resultados mediocres, cuando podrían conquistar victorias significativas.

Muchas veces tenemos oportunidades bellísimas que se nos presentan en la vida, y que pueden ayudarnos a ser mejores personas o pueden abrirnos puertas nuevas, que nos conducen a un mundo mejor.

Pero siempre tememos, nunca nos entregamos ni confiamos demasiado, y es por eso, que ante caminos nuevos, nuestras dudas y nuestras inseguridades nos paralizan y tomamos lo justo y necesario sin arriesgarnos ni un poquito más, por miedo o temor.

Si tenemos en cuenta aquella frase "La vida es un desafío" ¿Por qué no nos arriesgarnos? ¿Por qué no creemos? Alguien dijo alguna vez que "El tren pasa algunas veces por nuestra vida cargado de cosas bellas, que está en nosotros arriesgarnos y subir o dejarlo pasar".

¿Y si no vuelve? ¿Y si esa oportunidad que hoy dejamos pasar no se repite?

Entonces tomemos la botella y no dudemos, derramemos el agua en la bomba y obtendremos un manantial de agua fresca y cristalina en la que nos veremos reflejados y triunfadores.

Y al fin comprenderemos que:


"Todo es posible si nos arriesgamos, si no dudamos, todo es posible".

domingo, 20 de abril de 2008

El Vendedor de Sueños

Pidan su sueño!!!!!!

EL VENDEDOR Lo llamaban "El vendedor".

Nadie sabía su verdadero nombre, simplemente así lo llamaban. Aunque a decir verdad, deberían haberle llamado "El Vendedor de Sueños".

La primera vez que lo vi fue en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Fue en Noviembre de 1998.
Había ido a mi primer encuentro de motos, y lo vi.
Llamaba la atención de todos de inmediato; contrastaba con tantas máquinas estrafalarias y sus estrafalarios dueños. Vestía un pantalón amarillo irritante, un saco verde brillante, y lo mejor, un sombrero de copa impecable. Ah, y llevaba en la mano derecha, un maletín.

Varios de los moteros allí reunidos pensamos que el grupo organizador había contratado un payaso, como diversión, pero los organizadores estaban tan asombrados como el resto. Un viejo biker lo vio pasar, y lo saludó con un leve movimiento de la cabeza y una mueca que parecía una sonrisa.

Y comentó a quien estaba a su lado:

-"Ese es El Vendedor."
- "Vendedor de qué...?
-"El Vendedor de Sueños...." contestó.

Y de pronto, ante un silencio muy incómodo, se puso agritar a viva voz:

-" Sueños, vendo sueños.... Quien quiere comprar un sueño...?

Tengo sueños de todos los colores, de todos los tamaños, sueños para todas las edades, sueños para mujeres y hombres, sueños para todos... sueños de todo.

"Muchos se rieron de él y se fueron, pero tres, sólo tres personas, nos quedamos a ver que pasaba.

Una chica muy joven, tal vez diecisiete años, se le acercó y le susurró algo al oído.

El sonrió, abrió el maletín, y sacó algo que puso en la mano de la chica.

La casi niña abrió su mano, sonrió con toda la cara, y se fue.

Animado por lo que vio, se le acercó un motero que había ido en un cascajo que tenía el doble de su edad.

La misma escena se repitió.

Algunas palabras al oído, el maletín que se abre, algo en la mano del motero y una sonrisa de agradecimiento.

Y de pronto, él me miró. Su mirada incomodaba, era inquisitiva... Sin saber como salir de esta situación, intenté una sonrisa y un movimiento de cabeza, a modo de saludo. Su mirada se suavizó, respondió a mi saludo, y se fue.

Un día después, encontré al motero del viejo cascajo... en una preciosa máquina reluciente, nueva, recién estrenada, con sólo un kilómetro recorrido.

-"Disculpame, pero vos no viniste en esa moto...Viniste en un cascajo viejísimo... Quien te la prestó..?"

-"Es mía"

-respondió con una sonrisa en los ojos.

-"Pero cómo...."

-"El Vendedor."

-respondió a mis silenciosas preguntas.

Un año después, charlando por Internet con alguien de Entre Ríos, me contó que se le había cumplido su sueño:

había logrado poner una peluquería en su ciudad.

-"Que bien..!!! Conseguiste al final el crédito del Banco...???"

- le pregunté.

-"No, me encontré con El Vendedor."

-"El Vendedor de Sueños...????"

-"Si, como sabés..? Un tipo muy loco, vestido como payaso. Parece mentira pero todo pasó así..."Y el relato se me hizo repetido; yo mismo hubiera podido contarle como fue todo.

Pasó otro año, cuando lo encontré en mi ciudad. La misma ropa, la misma galera, el mismo maletín. Deambulaba por mi barrio, gritando por el medio de la calle su pregón.

-" Sueños, vendo sueños.... Quien quiere comprar un sueño...? Tengo sueños de todos los colores, de todos los tamaños, sueños para todas las edades, sueños para mujeres y hombres, sueños para todos... sueños de todo. "Yo estaba a punto de salir en la moto, estaba regulando y acababa de cerrar el portón con llave. No aguanté más, apagué el motor y lo llamé.

-"Señor, por favor, venga un minuto."Se acercó, me miró y me saludó con ese movimiento de cabeza y esa media sonrisa casi familiar.

-"Disculpame la pregunta, pero que carajo vendés..?? Cuántos son ustedes..?? Cuál es la trampa de todo este circo..?? "Sin hacer caso a mi agresiva manera de preguntar, me sonrió nuevamente, se sacó la galera y muy calmadamente, me dijo:

-"Yo soy El Vendedor. El Vendedor de Sueños. Eso vos ya lo sabés, vos ya me viste trabajar. Acá no hay trucos o trampas. Alguien me cuenta su sueño, yo se lo vendo y se le cumple. Es todo."

-"Ahh...!! Ahí está..!! Y cuanto le cobrás...?? Todo lo que tenga..??"

-"Los precios varían en función de la persona y de los sueños, no es lo mismo..."En ese momento se acercó un pibe de siete años, vivía a la vuelta de la esquina. Estaba llorando y los mocos le corrían hasta los labios.

Le tironeó el ridículo saco por la manga, y a sollozos, le dijo:

-"Señor, no vio a mi perro...?? Es blanco, las patas negras, se llama Cabezón..."

-"Querés encontrar a tu perro? Yo te puedo ayudar, si ese es tu sueño. Pero te vendo ese sueño, no te lo puedo regalar, sabés..?"

-"Cuánto me cobra....?

-"Un abrazo muy grande."El pibe pensó un rato, dejó de comerse los mocos, y lo abrazó con todas sus fuerzas Otra vez apareció esa sonrisa paternal que me sacaba de las casillas. "Ahora andá a tu casa, el Cabezón te está esperando, y quiere jugar con vos."El pibe se fue, no muy convencido. Un rato después lo vería jugar junto a su perro, pero no se porque no me sorprendería.

-"Bueno, en que estábamos..? Ah, si. Los precios... No hay un precio establecido, es variable. Tampoco hay un sueño grande o chico, sólo son sueños, aunque el pregón diga otra cosa. Tengo sueños para amas de casa, ejecutivos, laburantes, políticos... Tengo sueños para los soñadores y para los que no pueden soñar... Sueños para chicos y grandes. Sueños eróticos, sueños de fantasías, sueños reales, sueños para soñar, sueños para no dormir... Sueños. Sólo sueños."

-"Y si son sólo sueños, por qué cobrás por ellos...??

-"El cobro es un simbolismo, algo que haga creer a la gente que tiene derecho a usar ese sueño, algo así como un derecho de propiedad. Por supuesto que hay gente que no necesita de mi, puede soñar sola.Pero para el resto, estoy yo."

-"Y trabajás en toda la Argentina...?"Otra vez esa sonrisa....

-"No, trabajo en todo el mundo. Desde Africa hasta la Antártida, desde Europa hasta América. Estuve en todas partes. Desiertos, selvas, montañas, hasta en el medio del mar sobre un buque pesquero, en todas partes. No necesito una concentración de gente, con sólo una persona me basta."

-"Hace cuánto que estás con esto...?"

-"Cuánto tiempo...??? No lo sé. Sólo se que estoy realizando mi sueño. Alguna vez yo quise ser El Vendedor de Sueños" Algo no me cerraba, debía haber alguna trampa, algún secreto....

-"Pero, y entonces, donde está el..."

-"El secreto..? Pues si, hay un secreto. Los sueños no tienen devolución. Cuando alguien los pide, no hay vuelta atrás. Y sólo puedo dar un sueño una vez a cada persona, no más de uno."A estas alturas, yo estaba muy confundido. No sabía si me estaba tomando el pelo o si estaba hablando en serio. Y me la jugué. Decidí probarlo, a ver que habíade cierto en todo eso.

-"Perfecto, supongamos que yo te creo todo. Y si yo te dijera que quiero ser El Vendedor de Sueños...?"

-"No, estuvo mal hecha la pregunta. Dale de nuevo."

-"Bueno, a ver ahora. Quiero ser El Vendedor de Sueños. "Su cara se iluminó con una gran sonrisa, las manos le temblaban cuando abrió su maletín. Sacó algo que puso en mi mano, y me miró. Si hubiera sido una película, juraría que fue un truco de cambio de cámaras. Yo estaba en su lugar, mirándome a mi, con mi campera de cuero, mi casco en mi mano izquierda, mi moto estacionada esperando para irme. Me miré y estaba vestido como el payaso que era El Vendedor de Sueños.

Su mirada se clavó en mis ojos por última vez, y medijo:

-"Te dije cual era el secreto. Y te dije que no hay vuelta atrás. Ahora sos El Vendedor de Sueños, y yo puedo ser quien vos fuiste. Sólo te podrá sacar de tu sueño alguien que tenga el mismo sueño que pediste vos. "Sin entender nada de lo que estaba pasando, con un escalofrío subiendo por la espalda, argumenté...

-"Pará, no es válido el trato... Yo no te pagué nada..."

-"Si, lo hiciste. Me pagaste con tu curiosidad."Se colocó el casco, hizo arrancar la Suzuki y se fue. Yo miré la calle desierta, abrí el maletín. No había nada adentro. O mejor dicho, nada más que sueños.Lo cerré y respiré hondo.

Me puse la galera, y a vivavoz me puse a gritar:

-" Sueños, vendo sueños.... Quien quiere comprar un sueño.

Que se conviertan en realidad!!!!!!!!!!

¿Buena suerte o mala suerte?

Cuento Sufí de una gran enseñanza pragmática


Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra.

El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:

-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido.

El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:

-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna.

Otra vez el vecino fue a decirle:

-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.

El hombre, otra vez lo miró y dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado.

Nuevamente el vecino corrió diciendo:

-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre lo miró diciendo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

El zorro invalido

Cuento Sufí

¿Qué prefieres ser?

Una vez un hombre vio a un zorro inválido y se preguntó cómo haría para estar tan bien alimentado.

Decidió pues, seguirlo y descubrió que se había instalado en un lugar donde solía ir un gran león a devorar a sus presas.

Cuando el león terminaba de comer, se alejaba y entonces el zorro iba y se alimentaba a placer.

El hombre se dijo:

-Yo también quiero que el destino me ofrezca de igual manera.

Y se marchó a un pueblo y se sentó en una calle cualquiera a esperar.

Pasó el tiempo y no sucedió nada, excepto que cada vez estaba más hambriento y débil.

Entonces, en su debido momento, escuchó una voz interior que le dijo:

-¿Porqué quieres ser como un zorro que busca la manera de beneficiarse de otros?, ¿por qué no ser como un león para que otros se beneficien de ti?

El amor y la pasión

Cuetno Sufí

Había una princesa que estaba locamente enamorada de un capitán de su guardia y, aunque sólo tenía 17 años, no tenía ningún otro deseo que casarse con él, aún a costa de lo que pudiera perder.

Su padre que tenía fama de sabio no cesaba de decirle:

-No estás preparada para recorrer el camino del amor. El amor es renuncia y así como regala, crucifica. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa, si buscas en el amor sólo la paz y el placer, no es este el momento de casarte.

-Pero, padre, ¡sería tan feliz junto a él!, que no me separaría ni un solo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más profundo de nuestros sueños.

Entonces el rey reflexionó y se dijo:

-Las prohibiciones hacen crecer el deseo y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por él crecerá desesperado. Además los sabios dicen: "Cuando el amor os llegue, seguidlo, aunque sus senderos son arduos y penosos".

De modo que al fin le dijo a su hija:

-Hija mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él cuarenta días y cuarenta noches. Si al final siguen queriéndose casar es que estás preparada y entonces tendrás mi consentimiento.

La princesa, loca de alegría, aceptó la prueba y abrazó a su padre.

Todo marchó perfectamente los primeros días, pero tras la excitación y la euforia no tardó en presentarse la rutina y el aburrimiento.

Lo que al principio era música celestial para la princesa se fue tornando ruido y así comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, la alegría y la tristeza.

Así, antes de que pasaran dos semanas ya estaba suspirando por otro tipo de compañía, llegando a repudiar todo lo dijera o hiciese su amante.

A las tres semanas estaba tan harta de aquel hombre que chillaba y aporreaba la puerta de su recinto.

Cuando al fin pudo salir de allí, se echó en brazos de su padre agradecida de haberle librado de aquel a quién había llegado a aborrecer.

Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, le dijo a su padre:

-Padre, háblame del matrimonio.

Y su padre, el rey, le dijo:

-Escucha lo que dicen los poetas de nuestro reino:

"Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.

Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión.

Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma.

Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo.

Y permaneced juntos, más no demasiados juntos, pues ni el roble ni el ciprés, crecen uno a la sombra del otro".

El pescador y la botella mágica

Cuento sufí

Un pescador encontró entre sus redes una botella de cobre con el tapón de plomo.
Parecía muy antigua.
Al abrirla salió de repente un genio maravilloso que una vez liberado le dijo al pescador:

-Te concedo tres deseos por haberme sacado de mi encierro.
¿Cuál es tu primer deseo?

-Me gustaría que me hicieras lo bastante inteligente y claro como para hacer una elección perfecta de los otros dos deseos -dijo el pescador.

-Hecho -dijo el genio-, y ahora, ¿cuáles son tus otros dos deseos?

El pescador reflexionó un momento y dijo:

-Muchas gracias, no tengo más deseos.

El asno y el camello

Cuento Sufí

Un asno y un camello caminaban juntos.

El camello se movía con pasos largos y pausados.

El asno se movía impacientemente tropezándose de vez en cuando.

Al fin el asno dijo a su compañero:

-¿Cómo es que me encuentro siempre con problemas, cayéndome y haciéndome rasguños en las patas, a pesar de que miro cuidadosamente al suelo mientras camino, mientras que tú que nunca pareces ser consciente de lo que te rodea, con tus ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso tan rápido y fácil en apariencia?

Respondió el camello:

-Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos y cuando has visto algo es demasiado tarde para corregir tus movimientos.

Miras a tu alrededor y no evalúas lo que ves.

Piensas que la prisa es velocidad, imaginas que mirando puedes ver, piensas que ver cerca es lo mismo que ver lejos.

Supones que yo miro el horizonte, aunque en realidad sólo contemplo hacia el frente como modo de decidir qué hacer cuando lo lejano se convierta en cercano.

También recuerdo lo que ha sucedido antes y así no necesito mirar hacia atrás y tropezar una vez más.

De este modo lo que te parece confuso o difícil se vuelve claro y fácil.

Idries Shah, El yo dominante

La Mujer Perfecta

Cuento sufí

Nasrudín conversaba con sus amigos en la casa de té y les contaba como había emprendido un largo viaje para encontrar a la mujer perfecta con quién casarse.
Les decía:

-Viajé a Bagdad, después de un tiempo encontré a una mujer formidable, atenta, inteligente, culta de una gran personalidad.

Dijeron sus amigos:

-¿Por qué no te casaste con ella?

-No era completa, -respondió Nasrudín-, después fui a El Cairo, allí conocí a otra mujer ciertamente fabulosa; hermosa, sensible, delicada, cariñosa.

-¿Por qué no te casaste con ella?, dijeron los amigos.

-No era completa -respondió nuevamente Nasrudín-, entonces me fui a Samarcanda allí por fin encontré a las mujer de mis sueños; ingeniosa y creativa, hermosa e inteligente, sensible, culta, delicada y espiritual.

-¿Por qué no te casaste con ella? -insistieron sus amigos.

-Pues saben por qué, ella también buscaba a un hombre perfecto.

sábado, 19 de abril de 2008

El Viejo Samurai

Cuento Sufí

Había una vez en el antiguo Japón, un viejo samurai , ya retirado que se dedicaba a enseñar el arte de la meditación a sus jóvenes alumnos. A pesar de su avanzada edad, corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después con una inteligencia privilegiada para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad fulminante. Nunca había perdido un combate.

Sabiendo de la fama del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y así aumentar su fama de invencible. El viejo aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible. Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró.

Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido.

-Si alguien te hace un regalo y tu no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo? -preguntó el samurai.

-A quién intentó entregarlo -respondió un discípulo.

-Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.

Lo que quiere realmente la mujer

Cuento Sufí

El joven Arturo fue apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba furtivamente en sus bosques; esto era castigado con la pena de muerte, pero el monarca se conmovió por la honestidad y juventud de Arturo y le ofreció la libertad siempre y cuando en el plazo de un año hallara la respuesta a una pregunta difícil, ¿qué quiere realmente una mujer?


Esta pregunta dejaría perplejo al hombre más sabio y al joven Arturo le pareció imposible contestarla. Con todo era mejor que morir ahorcado de modo que regresó a su reino y empezó a interrogar a todo el mundo. Interrogó a la reina, a la princesa, prostitutas y monjas, al mismo sabio y bufón de la corte, viajeros y campesinos pero nadie dio una respuesta convincente.

Eso sí, todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja del reino, pues con toda seguridad ella sabría la respuesta. El problema estaba en el precio, pues la vieja tenía fama en todo el país por el costo exorbitante que cobraba por sus servicios.

Llegó el último día del año y Arturo agobiado no tuvo más remedio que consultar a la hechicera. Ella accedió a darle la respuesta satisfactoria a condición de que primero aceptara el precio. Ella quería casarse con Gawain el más íntimo amigo de Arturo y el más noble caballero de la Tabla Redonda. Arturo quedó horrorizado: era jorobada y feísima; tenía un solo diente despedía un hedor que espantaría a un macho cabrío, hacía ruidos obscenos... Nunca se había topado con una criatura tan repugnante. No quería ni pensar en pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por él una carga así para toda la vida.

En cuanto su amigo Gawain, hombre de honor y lealtad, supo la situación de Arturo afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la vida de su compañero además de preservar la Tabla Redonda.

Se anunció la boda, y la vieja bruja con su infernal sabiduría contestó la pregunta -¿Qué quiere realmente una mujer?, ¡quiere ser la soberana de su propia vida!. Todos supieron al instante que la hechicera había expresado una gran verdad y que el Rey Arturo estaba a salvo. Así fue que el monarca vecino al oír la respuesta le dio la libertad.

Pero, ¡qué boda fue aquella...! Asistió la corte en pleno y nadie se sintió tan desgarrado entre el alivio y la angustia que el propio Arturo. Gawain se mostró cortés, gentil y respetuoso. La vieja bruja hizo gala de sus peores modales, engulló la comida del plato sin usar los cubiertos, emitió ruidos y olores espantosos. La corte de Arturo jamás se había visto sometida a semejante tensión, pero prevaleció la cordura y se celebró el casamiento.

Corramos un discreto velo sobre la noche de bodas y contentémonos con mencionar un asombroso hecho. Cuando Gawain, ya preparado para ir al lecho nupcial, aguardaba a que su esposa se reuniera con él, ella apareció con el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre nunca hubiera imaginado ver. Gawain quedó estupefacto y preguntó qué había pasado.

La hermosa joven respondió que como había sido cortés con ella, la mitad del tiempo se presentaría con su aspecto horrible y la otra mitad con su aspecto hermoso. Cuál prefería para el día y cual para la noche? ¡Qué pregunta tan cruel para un hombre!

Gawain se apresuró a hacer sus cálculos, ¿quería tener durante el día a una joven adorable para ir con sus amigos, y por las noches en la privacidad de su alcoba a una bruja espantosa? ¿O prefería una bruja de día y una joven en los momentos de intimidad? El joven Gawain replicó que la dejaría elegir por sí misma. Al oír esto, ella le anunció que sería para él una hermosa dama de día y de noche, porque la había respetado y le había permitido ser dueña y soberana de su vida.

viernes, 18 de abril de 2008

Los Gansos

La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando una V porque cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va detrás de el. Volando en V, toda la bandada aumenta por lo menos en 71% mas su poder de vuelo que si cada pájaro lo hiciera solo.
Deducción: Cuando compartimos una dirección común y tenemos sentido de comunidad podemos llegar a donde deseamos más fácil y más rápido. Este es el beneficio del apoyo mutuo.

Cada vez que un ganso se sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo; de inmediato se incorpora de nuevo a la fila para beneficiarse del poder del compañero que va adelante.
Deducción: Si tuviéramos la lógica de un ganso nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.

Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar.
Deducción: Obtenemos resultados óptimos cuando hacemos turnos para realizar los trabajos difíciles.

Los gansos que van detrás producen un sonido propio de ellos, y hacen esto con frecuencia para estimular a los que van adelante a mantener la velocidad.
Deducción: Una palabra de aliento produce grandes resultados

Finalmente, cuando un ganso enferma o cae herido por un disparo, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudar y protegerlo. Se quedan con él hasta que este nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere, solo entonces los dos acompañantes vuelven a la bandada o se unen a otro grupo.
Deducción: Si tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del otro ayudándonos y acompañándonos.

jueves, 17 de abril de 2008

Historia de aquel que cavó su fosa

Cuento sufí

Hace mucho tiempo hubo un rey que detestaba las luces por la noche, por lo que decía:

-Dios nos ha dado las estrellas y la luna y en la noche hace desaparecer el sol para que podamos dormir. Y, ¿durmiendo quién necesita luz? Por lo tanto esta misma noche no habrá ninguna luz prendida por el hombre en toda mi ciudad. Y si alguien encendiera una, morirá.

Esa misma noche, cuando oscureció, el rey miró hacia fuera desde una de las ventanas de su palacio y vio que toda la ciudad estaba a oscuras.

Llamó a su visir y le ordenó que trajera disfraces diciendo:

-Saldremos a la ciudad y miraremos si alguien ha sido capaz de desobedecer nuestra orden.

Caminaron por todos los lugares y no vieron ninguna luz, pero cuando llegaron a la periferia de la ciudad vieron un débil brillo de luz y se dirigieron hacia él.

Descubrieron que provenía de un café y que la luz no era más que una mecha sobre un plato de aceite.

El rey y su visir entraron, se sentaron y pidieron café.

Un joven se los trajo y era la única persona que había en el lugar.

El rey tomó su café, bebió un vaso de agua y le preguntó al joven:

-¿Te gusta el rey de este país?

El joven respondió:

-Para algunos será suficientemente bueno, pero para nosotros no lo es, y no me gusta.

Entonces el monarca dijo:

-Pienso que el rey es bueno y es el mejor de los gobernantes.

Y desde su sabiduría ha prohibido la luz.

¿Cómo es que tienes una luz en tu negocio?

El joven respondió:

-¿Viene alguien a tomar café en la oscuridad? ¿Usted habría encontrado este lugar y estaría aquí ahora tomando café si no hubiera visto la luz? En este lugar nos ganamos la vida mi madre y yo y comeremos con lo que hemos ganado con su café. El rey no piensa en nosotros y no le importamos. Él sólo se sienta en su palacio y hace leyes tontas aconsejado por un malvado visir, cuyo único interés es hacer dinero con la expansión del reino.

El visir llevó la mano a su daga, pero el rey le hizo señas para que no hiciera nada.

El muchacho prosiguió:

-Pero no le digan al rey que tengo luz aquí y no le cuenten mis palabras. Recuerden que aquel que cava una fosa para su hermano cae él mismo en ella.

Entonces el rey dijo:

-¿Qué es lo que has dicho?

El joven respondió:

-Dije, que aquel que cava una fosa para su hermano, cae él mismo en ella.

El rey quedó muy complacido con las palabras del muchacho, entonces le dijo:

-Sabes que yo soy el mismo rey y él es el visir. Te perdono por la luz dado que la necesitas para tu café. Y te perdono tus palabras dado que has dicho lo que estaba en tu corazón. Y como los reyes estamos necesitados de consejos sabios, vendrás todos los días a verme a mi corte y me dirás este mismo sabio consejo y yo te premiaré dándote oro.

El joven quedó muy complacido con las palabras del rey, pero el visir no, porque pensó que este joven volvería contra él el favor del rey. Todos los días el joven iba al palacio y decía esas palabras al rey y el rey lo premiaba con oro. Al rey le gustaba el joven y le concedió un manto de honor , tierras y riquezas.

Pero un día el visir se presentó delante del rey y le dijo:

-¡Oh!, mi maestro, hay algo que no me gustaría hablar.

-¿Qué es?, -preguntó el Rey.

El Visir contestó:

-El joven que viene a verte todos los días me habló diciendo; dile al rey que un olor feo sale de su boca, tiene un aliento horrible. Dile por favor que vuelva su cabeza cuando me hable para que no me enferme con semejante olor.

El rey se puso negro de furia y dijo:

-¡Qué vuelva la cabeza! Yo soy el rey y prefiero cortar cabezas. ¡Envíamelo!

Entonces el visir fue a buscar al joven y le dijo:

-El rey reclama tu presencia. Y me pidió que te dijera que un olor muy feo sale de tu boca. Por lo que es mejor que te cubras el rostro con tu manto cuando entres y vuelvas tu cabeza cuando hables.

Y el joven fue al rey y lo saludó. Se cubrió el rostro con su manto y desvió hacia un lado su rostro. Esto hizo que el rey se encolerizara y concibió cortarle la cabeza, cuando vio que el joven se volvía hacia un lado.

El rey le dijo al joven:

-Tengo la intención de hacerte el más feliz de todos mis súbditos. Entonces cogió papel y pluma y escribió una carta al capitán de la guardia del tesoro, la selló para que no pudiera ser abierta y se la entregó al joven diciéndole:

-Esto es una orden para que el capitán de la guardia del tesoro pague al portador la suma de cien mil dinares de oro. Ve y toma tu oro.

El visir se fue detrás del joven y había oído las palabras del Rey, sin saber cual era su plan, pensó:

-Mi plan ha fallado dado que le rey debe amar a este joven y no se ha enfurecido por su insulto. Ahora este joven será el más rico del país. Y empezó a pensar en la peor villanía posible. El no sabía que el rey había escrito "corte la cabeza al portador de esta carta". Por lo que el visir fue detrás del joven y le dijo:

-Felicidades por tu buena suerte y te propongo ahora que eres rico me permitas ser tu sirviente. Seguro que los tesoros te engañaran, porque ¿sabes acaso contar semejante suma de oro? Por lo que dame tu carta y yo cobraré el dinero y te lo llevaré a tu casa con mis propios sirvientes.

El joven que era confiado le dio la carta y se fue a su casa a esperar al visir. El visir fue a al capitán del tesoro, le dio la carta éste la abrió y la leyó, al momento mandó a sus soldados que lo detuvieron y a pesar de sus gritos le cortaron la cabeza con una espada.

El rey que esperaba a su visir, al ver que no llegaba, mandó buscarle y así supo lo que había pasado. Quedó estupefacto por la noticia sin comprender qué había sucedido, de modo que mandó llamar al joven para le explicara. El joven le contó todo lo concerniente al visir y agregó:

-Vuestro aliento es dulce, pero el visir me dijo que mi aliento era pestilente.

El Rey complacido premió al joven y le convirtió en su visir de confianza en lugar de aquel que había cavado su fosa.

La cena del mago

Cuento sufí

Había una vez un mago que construyó una casa cerca de un pueblo grande y prospero.
Un día invitó a toda la gente del pueblo a cenar en su casa.

-Antes de cenar –dijo-, tenemos algunos entretenimientos.

La idea agradó a todos y el mago hizo un show de primera clase, donde sacaba conejos de chisteras, banderas que aparecían en el aire y cosas que se convertían unas en otras.

La gente estaba fascinada.

El mago preguntó:

-¿Quieren cenar ahora o quieren más entretenimiento?.

Todos pidieron más trucos pues nunca habían visto algo así.

Así el mago se convirtió en una paloma, después en un halcón y después en un dragón.
La gente enloquecía de excitación.

Les preguntó nuevamente y pidieron más y más recibieron.

Entonces les preguntó si querían comer y dijeron que sí.

El mago entonces les hizo sentir que estaban comiendo distrayéndoles con cantidad de trucos a través de sus poderes.

La cena imaginaria y los trucos continuaron toda la noche.

Cuando estaba amaneciendo algunos dijeron:

-Debemos ir a trabajar.

Entonces hizo que imaginaran que iban a sus casa y se preparaban para ir a trabajar y realmente hacían sus actividades habituales.

Y de este modo, siempre que alguien decía que tenía que hacer algo el mago le hacía pensar que lo hacía y después regresaba a la cena del mago.

Con el tiempo el mago había tejido tal encantamiento sobre la gente del pueblo que todos trabajaban para él mientras que creían que continuaban con sus vidas de siempre.

Cuando se sentían inquietos él les hacía pensar que estaban nuevamente cenando en su casa y esto les daba placer y les hacía olvidar.

¿Y qué sucedió con el mago y la gente del pueblo?

Esto no se puede decir; es algo de lo que no se puede hablar, porque él sigue ocupado en lo mismo, y casi toda la gente está aún bajo su hechizo.


(extraído de "Seeker after truth " by Idries Shah.)