No ha de pasar nada grandioso, hasta que una persona entusiasta lo haga pasar. En otras palabras, se emociona una persona por una idea, un nuevo concepto, ó algo que le guste, e inmediatamente quiere contarle al mundo entero. Al comenzar a trabajar en esto, una fuerza asombrosa empieza a impulsarlo. Es una fuerza magnética que obliga a los demás a emocionarse y a tomar acción también.
Hoy día no hay fuerza más poderosa en el mundo que el celo entusiasta de dedicación a lograr una meta personal que uno se ha impuesto. Consideren como ejemplo la labor de los misioneros en tierras lejanas. Posiblemente tengan que hacer miles de llamadas antes de lograr una “venta”. Sin embargo, trabajan durante años con dedicación y convicción para lograr sus metas. De verdad, no puede haber dudad sobre el poder de un hombre dedicado, con ese fuego interior por alguna causa.
Ahora, permítanme preguntarles - ¿Cuál es su causa? ¿Qué es lo que los mueve a hacer llamadas y a contar una historia, cuando todo lo que sienten adentro es flojera, cansancio y miedo, y no pueden armarse de valor para salir?. Si uno no tiene una meta, sólo hay que escoger alguna por la que daría todo. Entonces, cuando empiece a hacer llamadas para vender los fabulosos planes, recuérdese a sí mismo lo que más desea de todo corazón.
Es común entre hombre, mujer y niño del mundo la falta de ganas de hacer una llamada; es una fuerza natural. El que lo supera y llega a tener gran éxito es el que desarrolla un deseo ardiente de lograr una meta personal. Piense en las cosas grandes que ha hecho en su vida. ¡¡Las hizo a pesar de las desventajas que tuvo que enfrentar!!
martes, 15 de abril de 2008
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