lunes, 28 de abril de 2008

Albañil Gallego

Explicación de un albañil gallego a la Compañía Aseguradora que no comprendía, debido a la naturaleza de sus lesiones, como podía haber ocurrido el accidente. Este es un CASO VERIDICO cuya trascripción fue obtenida de una copia de archivo de la Aseguradora.
El caso fue juzgado por el Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra.


Excelentísimos señores: En respuesta a vuestro pedido de informaciones adicionales declaro:
en el Item Nº 1 sobre mi participación en los acontecimientos, mencioné: "tratando de ejecutar la tarea y sin ayuda", como la causa de mi accidente. Me piden en vuestra carta que dé una declaración más detallada, por lo que espero que lo que sigue aclare de una vez por todas vuestras dudas. Soy albañil desde hace 10 años. El día del accidente estaba trabajando SIN AYUDA, colocando los ladrillos en una pared del sexto piso del edificio en construcción en esta ciudad. Finalizadas mis tareas, verifiqué que habían sobrado aproximadamente 250 kilos de ladrillos. En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos dentro de un barril, y bajarlos con ayuda de una roldana que felizmente se hallaba fijada en una viga en el techo del sexto piso. Bajé hasta la planta baja, até el barril que estaba allí con una soga, y con la ayuda de la roldana, lo levanté hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en una columna de la planta baja. Luego, subí por las escaleras hasta el sexto piso y cargué los ladrillos en el barril. Volví a la planta baja, desaté la soga, y la agarré con fuerza de modo que los 250 kilos de ladrillos bajasen suavemente (debo indicar que en el Item 1 de mi declaración a la Policía he indicado que mi peso corporal es de 80 kilos). Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo y comencé a ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Debido al susto, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré más aún a la soga, mientras ascendía a gran velocidad. En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida, y me fue imposible evitar el choque. Creo que allí se produjo la fractura de cráneo. Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y de la muñeca.

A esta altura (de los acontecimientos), ya había recuperado mi presencia de espíritu, y pese a los dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante cuando el barril chocó contra el piso, su fondo se partió, y todos los ladrillos se desparramaron. Sin ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kilos. Debido a un principio simplísimo comencé a descender rápidamente hacia la planta baja. Aproximadamente al pasar por el tercer piso me encontré con el barril vacío que subía. En el choque que sobrevino, estoy casi seguro, se produjeron las fracturas de tobillos y de la nariz. Este choque, felizmente, disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé sobre la montaña de ladrillos, sólo me quebré tres vértebras. Lamento sin embargo informar que, cuando me encontraba caído encima de los ladrillos, con dolores insoportables, sin poder moverme y viendo en lo alto el barril en el sexto piso, perdí nuevamente mí presencia de espíritu y solté la soga. Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándome las dos tibias. Esperando haberles aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los acontecimientos, me despido atentamente. Será justicia.

INCREIBLE PERO REAL -Que esto no se interprete como algo contra los gallegos (el que escribe se apellida García). Por otra parte, me parece que no hay nada que envidiar a algunos albañiles cordobeses (de Argentina).


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